No sólo era un gran aficionado y conocedor del teatro, también escribió crítica taurina y fue leidísima su sección ‘Banderillas de Fuego’ en El Ruedo. A los toros dedicó la novela El torero y su sombra (1945).
En Toros y toreros (1948) regresa a una de sus grandes aficiones y traza un análisis tan apasionado como bien documentado y clarificador del mundo de la lidia.
Gran afición taurina, heredada sin duda de su padre, lo llevó a escribir sobre la fiesta de los toros, singularmente en la revista El Ruedo –nacida como suplemento del diario deportivo Marca en 1944 y muy pronto semanario independiente, que se publicó hasta 1977– donde tuvo muy buena acogida por parte de los aficionados su sección “Banderillas de fuego” en la que narraba con tan notable acento humorístico como profundos conocimientos taurinos lo acaecido en el coso durante las corridas.