Pilar Calvo Rodero (1910-1974)

Su esposa, la escultora Pilar Calvo Rodero; su hija Diana Marqueríe Calvo 1, y Alfredo Marqueríe. Fuente: Archivo de la APM. La conoció en uno de los tranvías blancos de la Ciudad Lineal.

Pilar Calvo Rodero (1910-1974) fue escultora.

De 1938 data la primera obra de la que se tiene constancia, la Niña de la comba, realizada en plastilina y que su hija aún conserva en su habitación como vaciado en bronce con el que la artista quiso darle mayor perdurabilidad.

En el diario España de Tetuán colaboró en la página «La mujer y el hogar» desde la fundación del periódico en octubre de 1938 hasta mayo de 1939. La sección varió en su periodicidad, y llegó a su fin, posiblemente, por la vuelta a Madrid del matrimonio Marqueríe-Calvo tras el final de la contienda. Calvo Rodero, que también firmaba estos trabajos únicamente como «Pilar», ofrecía a las lectoras en cada entrega de esta sección una crónica de moda, una receta y unas instrucciones para algún tipo de proyecto, como patrones de costura o indicaciones sobre la decoración y el orden de la casa.

Sus artículos iban acompañados de unos estilizados y elegantes figurines, que ilustraban sus reflexiones escritas sobre moda, ricas en detalles sobre los tipos de telas, bordados, motivos y decoraciones. Además, hasta en dos ocasiones los consejos prácticos que la autora ofrecía en su sección aparecieron ilustrados con dibujos en trazo blanco sobre fondo negro de carácter esquemático y naíf, que recuerdan a la ilustración para público infantil popular en aquel momento. Si bien tanto los figurines como estas viñetas aparecen sin firmar, dado que las fotografías que en ocasiones acompañan los artículos se señalan específicamente como obra de «Safara», podemos asumir, por el contexto en que aparecen y la consistencia en los dos estilos que maneja, que la autoría de las ilustraciones es de la misma Pilar Calvo.

La propuesta escénica más arriesgada de PCR desde el punto de vista plástico fue Otoño del tres mil seis, de Agustín de Foxá, estrenada el 11 de marzo de 1954 en el Teatro María Guerrero de Madrid. En ella, la artista trabajó junto a Víctor Cortezo en el diseño del vestuario, aunque ninguno de los diecisiete figurines conservados lleva su firma. Inspirado en una recreación futurista que proponía reflexionar sobre la mecanización del ser humano, los figurines y las fotografías conservadas muestran un original repertorio formal en el que el vestuario se combinaba con elementos de atrezo de marcada geometría. A pesar de la originalidad de la temática, las críticas fueron negativas. Uno de los más duros con la labor de Calvo y Cortezo fue Torrente, desde las páginas de Arriba: “La puesta en escena no ayudó, antes bien, colaboró en el escaso éxito de la obra. Son graciosos los decorados, pero los trajes son horribles» (Torrente, 1954). Por su parte, Elías Gómez Picazo opinó de forma similar: «Difíciles y originales los decorados. En cuanto a la vestimenta, hubo muchos comentarios, y no precisamente favorables» (1954).

El 31 de julio de 1974 falleció, junto a su marido, de camino a Valencia, en el Puerto de Contreras, Minglanilla, conduciendo el coche de ambos.

Bibliografía
Monmeneu González, M., Gaitán Salinas, C. ., & Murga Castro, I.. “Pilar Calvo Rodero: trasvases entre escultura y escena durante el franquismo”. Asparkía. Investigació Feminista, (41), 2022, 209–233.

  1. Acudió al Colegio Estudio a partir de 1940