Segovia, 14 de febrero de 1931

Asistentes al mítin: https://segoviaymatematicas.blogspot.com/2019/04/los-asistentes-al-mitin-republicano-del.html: José Ortega y Gasset, Felipe Sánchez-Román, Antonio Machado, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala. A la derecha, en una mesita están Rubén Landa, Norberto Hernanz junto con un periodista que sería el enviado de la agencia Febus para El Sol. Muy probablemente la comisión organizadora del mitin estaba formada por Rubén Landa y Norberto Hernanz y por eso están aparte en la mesita. La mayoría de los componentes de la Agrupación al Servicio de la República de Segovia estaban situados en la parte derecha de la foto por detrás de Machado, a su izquierda. Empezando justo detrás hacia la derecha el director del Instituto Julián Santos Blanc y San Juan, Mariano Quintanilla Romero, Ricardo Riesco Segurado. En la fila siguiente, de izquierda a derecha:A ntonio Ballesteros Usano, Agustín Moreno Rodríguez, Antonio Mazorriaga Martínez, Marceliano Álvarez Cerón y MARQUERÌE, doctor en Derecho y profesor de la Universidad Popular Segoviana desde julio de 1930. Poco después de la proclamación de la República era el redactor jefe del periódico Segovia Republicana y poco después del periódico Informaciones y Mariano Romero Becerril.

El día de San Valentín de 1931, el teatro Juan Bravo acogía la presentación nacional de la Agrupación al Servicio de la República. El gran teatro que el empresario Timoteo Villoslada abriera en 1918, acogía la puesta de largo de la Agrupación al Servicio de la República, fundada sólo unos días antes por José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala y Gregorio Marañón. Machado ejerció como anfitrión, pues el poeta encabezaba la delegación provincial de una agrupación surgida con el objetivo último de promover un cambio de régimen en España. Es muy probable que Ortega, Pérez de Ayala y Marañón eligieran Segovia para presentarse en sociedad como deferencia hacia Machado, y tampoco es extraño que el mitin se celebrara en el Juan Bravo, por cuanto el propietario del teatro, Aurelio García, era un republicano entusiasta que al cabo de dos meses, en las municipales del 12 de abril, resultaría elegido concejal por la coalición republicana, socialista y obrera.

Segovia es en los primeros meses de 1931 un hervidero de ideas progresistas incubadas al calor de los institutos de enseñanza, la prensa, las profesiones liberales y un mundo obrero pujante y organizado que encuentra una mano tendida en intelectuales políticamente comprometidos. La ciudad se convirtió así en una suerte de avanzadilla en la instauración de la II República en España. La sola presencia de Antonio Machado, que por aquel entonces residía en Segovia, contribuyó a ello de manera definitiva.

España vive en tensión. El 9 de febrero se levanta la censura gubernamental por primera vez desde el golpe de Primo de Rivera, y ese mismo día, Ortega, Pérez de Ayala y Marañón lanzan el manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República, que llama a «movilizar a todos los españoles de oficio intelectual para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española», a «todo el profesorado y Magisterio, a los escritores y artistas, a los médicos, a los ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a los abogados, notarios y demás hombres de ley». Los diarios progresistas publican el manifiesto el día 10 de febrero y la iniciativa cosecha un éxito arrollador, pues en poco tiempo recibirá miles de adhesiones. Antonio Machado se comprometió con la causa rápidamente, sin dudarlo, y se fijó el sábado, 14 de febrero, para la presentación de una agrupación que nunca llegó a funcionar como partido político.

El 13 de febrero, viernes, se produjo la dimisión del general Berenguer como presidente del Gobierno. El relevo lo tomó el almirante Juan Bautista Aznar, jefe de la Base Naval de Cartagena, candidato del siempre influyente conde de Romanones. Eran los últimos días de la Monarquía de Alfonso XIII. En aquellas horas convulsas del cambio de Gobierno, el mitin llegó a prohibirse. Incluso la prensa local dio por hecha la suspensión en la edición vespertina del 14 de febrero, explicando que el gobernador civil había recibido un telegrama del ministro de la Gobernación en el cual se ordenaba la suspensión de todos los mítines previstos. Y así fue durante unas horas, el tiempo que el gobernador segoviano tardó en localizar al ministro para explicarle que el acto del Juan Bravo llevaba varios días autorizado y que le constaba que su celebración no causaría alteraciones en el orden público. El ministro dio su visto bueno y el teatro se llenó hasta la bandera.

Los discursos
El mitin dio comienzo a las ocho de la tarde, con una hora de retraso sobre el horario previsto. Allí estaban Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Gregorio Marañón, además de todo el elemento republicano de Segovia y muchas personas procedentes de Madrid. Relata Ian Gibson que sobre la embocadura del escenario se había colocado un cartel de gran tamaño en el que podía leerse Delenda est Monarchia, la célebre frase con que Ortega y Gasset había cerrado el artículo titulado «El error Berenguer», publicado el 15 de noviembre de 1930 en la primera página de El Sol. Machado, que presidía la convocatoria, se levantó, y con un papel en la mano que luego se supo que estaba en blanco, hizo que leía: «La revolución no es volverse loco y levantar barricadas; es algo menos violento, pero más grave. Rota la continuidad evolutiva de nuestra historia, sólo cabe saltar hacia el mañana. Para ello se requiere el concurso de mentalidades creadoras, porque si no la revolución es una catástrofe. Saludo a estos tres hombres como verdaderos revolucionarios, como los hombres del orden, de un orden nuevo».

Inmediatamente después intervino Pérez de Ayala, que señaló que entre Monarquía y anarquía existía el camino intermedio de la República. El doctor Marañón, por su parte, abogó en su discurso por la unión entre la España que trabajaba y sufría, la juventud de las universidades, los obreros manuales y los intelectuales, para lograr la renovación de la patria. Pero, sin duda, el más brillante fue Ortega y Gasset. El pensador, «elocuentísimo y rebosante de pasión», en palabras del cronista de El Adelantado, pidió al pueblo segoviano que se rebelara contra los vicios del pasado y apostara por el acceso a la vida pública de todas las clases sociales.

El mitin salió redondo. Sus ilustres protagonistas posaron para el fotógrafo Alfonso y abandonaron el teatro camino del hotel Comercio Europeo, en cuyo restaurante, y en torno a un banquete, se reunieron con todos los segovianos afiliados a la Agrupación al Servicio de la República. «Al final promovieron brindis fervorosos don Agustín Moreno y don Mariano Quintanilla, de esta capital, contestándoles en una efusiva el señor Ortega y Gasset», según la prensa local. La agrupación no concurrió a las elecciones que el Gobierno convocó para el 12 de abril, aunque sí lo hicieron muchos de sus asociados.

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