Desde finales de 1931 trabaja sin interrupción en el diario madrileño Informaciones, propiedad de Juan March y dirigido por Juan Pujol, en el que hizo la crítica literaria, además de sus trabajos periodísticos. En 1933 sus críticas literarias obtienen el Premio de la Cámara Oficial del Libro. El banquero mallorquín le compró el diario a Pujol para que lo dirigiera Víctor de la Serna de modo que Marqueríe pasó a ser subdirector.
En 1934, siendo redactor de Informaciones, con un sueldo mensual de 500 pesetas, ingresa en la APM (Asociación de la Prensa de Madrid).
Marqueríe, como gran parte de la juventud española, siente que la República, a la que había contribuido a traer, era una estafa y una traición a España. En 1934 entra en Falange, y escribe en Arriba y en Haz. Fue delegado de Falange en el diario Informaciones, del que era subdirector.
El 18 de julio de 1936 Alfredo Marqueríe está en Madrid, como subdirector del diario Informaciones. Cuenta:
El mismo día 18 de julio de 1936, burlando las prohibiciones de la censura, publiqué un artículo en Informaciones con mi firma en el que combatía acerbamente el marxismo y anunciaba «el nuevo amanecer de España». !Eso el mismo día 18 de julio! Fue mi sentencia de muerte. Las milicias rojas recibieron orden de detener al escritor «fachista»; se incautaron de mi casa y me buscaron por todo Madrid. El diario comunista Mundo obrero -del día 31 de julio-, en un suelto publicado en primera plana, excitó el celo de las brigadas rojas para que buscaran a Marqueríe «donde quiera que se haye oculto y le exterminen y aplasten». Padecí durante un mes -!qué treinta días y qué treinta noches!- esta «amable» persecución. Cuando mi último escondite fue descubierto y parecían agotadas todas las posibilidades de salvación, manos generosas y amigas -!inolvidables!- se interpusieron entre «la «pieza» y sus «ojeadores». Me fueron abiertas las puertas de una Legación, donde permanecí hasta el 9 de mayo de 1937, en que fui evacuado a Valencia bajo la protección de pabellón extranjero. En el puerto de esta ciudad, y a punto de embarcar en la lancha del destroyer «Tucumán», en el muelle, al borde ya del agua, las «autoridades» rojas prohibieron mi salida y ordenaron mi detención. Pude burlar la vigilancia de los milicianos del puerto y me metí en la lancha del buque de guerra argentino. Ya en el mar, el comandante de aquel buque -!Dios se lo pague!- no accedió a las pretensiones de los que reclamaban mi entrega. Y a bordo del «Tucumán», como tantos otros españoles rescatados, suspiré dichoso. Desembarqué en Marsella luego, y sin pérdida de tiempo me trasladé a la España Nacional.
Los rojos expoliaron absolutamente sus papeles de 7 años de trabajo (1929-1936), lo que lamentó toda su vida. Entre otros proyectos, estaba pensando (con ilusión y mimo) en publicar 2 tomos de crítica literaria que quedaron destruidos. No parece que fueran recopilaciones de Informaciones, ya que se perdieron.
Al finalizar la guerra, es nombrado subdirector de Informaciones, diario que dirige el falangista, camisa vieja y germanófilo Víctor de la Serna, hijo de Concha Espina. Hace la crítica teatral y literaria. En marzo de 1944 se produjo un cambio en la dirección editorial de Informaciones que fue copado por acciones anglo-americanos. Marqueríe dimite «por dignidad» (junto a Centeno).