¿Para qué definir ni argumentar?
La verdad no me sirve para nada;
si me dicen que no, doy la callada
por respuesta y así no hay más que hablar.
Siempre he creído que para cantar
la letra le da el aire a la tonada;
con tener eso en cuenta y voz sobrada,
guarde Dios a las Artes de Trovar.
Aprendí mi lección de castellano,
mas no en el aula ni en la librería,
sino del labio kismo del villano.
Y más que antigua o nueva desearía
ir legándole al tiempo poesía
que suene a eternidad de acento humano.
1926