José María Alfaro Polanco (Burgos, 30 de agosto de 1906-Fuenterrabía, 9 de septiembre de 1994) estudió el bachiller en Barcelona donde dice que pasó unos años inolvidables que le hicieron comprender más adelante el fenómeno catalán, incluso llegó a escribir en ese idioma y, sobre todo, el porqué de ciertos particularismos que venían a través de los siglos enriqueciendo la vida española.
F.E. (enero 1934) publica estos versos, que ya habían visto la luz en el diario ABC, mayo de 1931, reproducidos en el mismo periódico, diciembre de 1969, y que tituló Pequeña oda a Burgos:
De legiones tendidas hasta el Duero
arremeten las rocas las espadas.
Sin posible deriva, las aldeas,
ancladas en las márgenes del hierro,
se clavan entre rosas de corceles.
Un viento empuja todo, Dios espera.
Bajará el Norte al sur, nieves y rosas,
taladradas de lanzas y de soles…
Viviendo en casa de uno de sus abuelos en Madrid, hizo la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid. En la universidad conoció a Miguel Primo de Rivera y posteriormente a José Antonio. Uno de sus primeros mentores literarios fue Pedro Salinas, a quien conoció en 1922. Sus inicios poéticos se insertan en la literatura vanguardista: mantuvo estrecha relación literaria con Eduardo de Ontañón (en cuya revista Parábola (Burgos) fue redactor); con César González Ruano y con Herrera Petere, con el que fundó la revista Extremos a que ha llegado la poesía española. Asimismo fue colaborador de La Gaceta Literaria, de Ernesto Giménez Caballero a finales de los años veinte y primeros treinta. Antes de que Alfredo Marqueríe se fuera a estudiar a Madrid (1925), le dedicó estos versos:
El rudo golpeteo de una fragua
donde el aro y el fuego forjaba Vulcano
te despertó en un bello bosque de Nicaragua
a lo lejos se oía la flauta de Silvano.
Gritaste: y en la noche solo respondieron
a tu voz. Una estrella temblaba en lontananza
colgada de las ramas de un árbol viejo y seco
y en su temblor vibraba un canto de esperanza
Y quisiste cogerla y alargaste la mano;
mas era su brillar tan tenue y tan lejano
que preguntaste inquieto a tu alma: «donde está?»
Y hundiéndose en la tibia caricia de la noche
tu alma
no la vi más allá.
José María Alfaro (20 años)
20-12-1925
Fue redactor literario del diario El Sol, que dirigía Manuel Aznar. Era la época en que los poetas se refugiaban en los cafés, y en uno de ellos llegó a conocer a García Lorca de quien obtuvo unos versos para una revista que Alfaro editaba en Burgos con el título Parábola y que fue una de las primeras que acogió lo que entonces se conocía como nueva literatura. Dice el mismo Alfaro que estos versos aparecieron después en el Romancero gitano.
En 1931 publicó una Elegía al Capitán Galán, en homenaje a la recién nacida República. Trabajó como redactor literario de El Sol entre 1931 y 1932; y, posteriormente, colaboró en Informaciones. En 1933 recibió el Premio Nacional de Literatura.
Falangista (1933-1936)
De su radical giro ideológico da buena muestra que en marzo de 1933 fuese uno de los promotores del semanario El Fascio, del que sólo salió el primer número, recogido por orden gubernamental.
Afiliado a Falange (carné nr. 19), colaboró con el semanario F.E., órgano oficial de Falange y sería un asiduo de las tertulias literarias de La ballena alegre. Asistió al I Consejo Nacional de FE de las JONS (Madrid, 4 al 7 de octubre de 1934), designado por la Junta de Mando el 28 de agosto de 1934, y a la manifestación celebrada en Madrid el 7 de octubre de 1934. Nombrado miembro de la Junta Política en noviembre de 1934.
Fue colaborador del primitivo Arriba. Cuando el mitin del Cine Madrid era redactor del diario madrileño Ya. Asistió a la reunión de la primera Junta Política celebrada el 15 y 16 de Junio de 1935 en Gredos, como vocal de la misma. Asistió al II Consejo Nacional de FE de las JONS, donde trabajó en la ponencia “C”. También fue Miembro de la Junta Política elegida en noviembre de 1935. Escribió la letra del Cara al Sol, junto a José Antonio, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo y otros camaradas más, en la famosa reunión del restaurante Or-Kon-pon. En este sentido, Alfaro ha sido situado como uno de los miembros del círculo de escritores reunido en torno a José Antonio Primo de Rivera.
José Antonio lo mandó junto con Raimundo Fernández Cuesta a hablar con el Coronel Moscardó, al Alcázar de Toledo, para preparar un Alzamiento en Diciembre de 1935. Le comentó a José Sainz Nothangel que la idea fracasaría pues simplemente conque la gente tirara macetas desde los balcones a los insurrectos por las estrechas calles de Toledo se abortaría todo.
Fue uno de los creadores del estilo retórico de la Falange. Fue componente de la Junta Política cuando el manifiesto del 12 de Enero de 1936. En las elecciones de febrero de 1936 figuró en la candidatura de Falange, por la provincia de Toledo, junto con el propio José Antonio, Sánchez Mazas, Monthagel, Fernández-Cuesta, Mateo, Garrido y Reyes. Sería de los pocos falangistas de la Junta Política que no fue detenido el 14 de marzo de 1936. Como redactor del periódico Ya, estuvo en el recuento de las elecciones de Cuenca. Por aquellas fechas se hacia llamar Luis Reyes, para despistar a la policía.
Guerra civil (1936-1939)
Con el estallido de la Guerra civil se refugió en la embajada de Chile, donde permanecería oculto durante una parte de la contienda. En una de sus últimas cartas, José Antonio le envió un “abrazo especial” junto a Eugenio Montes. Ideó una fuga de la cárcel de Alicante para José Antonio mediante el intercambio de ropas con una mujer en el despacho del director de la cárcel, pero José Antonio lo desechó.
Al final de la contienda sería nombrado director del diario falangista Arriba por el ministro de la Gobernación, Ramón Serrano Suñer, tomando posesión del cargo el 29 de marzo de 1939 —tras la toma de Madrid—. Le sucedería Xavier de Echarri, en 1940.
Llegó a visitar a Miguel Hernández, condenado a muerte, en la cárcel junto a Sánchez Mazas para tranquilizarle con respecto a su suerte. Incluso acompañó a Cossío y Sánchez Mazas a ver al ministro del Ejército, general Varela, para que no lo fusilaran.
Posguerra
Firma indispensable en la Corona de sonetos en honor de José Antonio (Ediciones Jerarquía, 1939). Cuando entraron las tropas nacionales en Madrid, Alfaro fue designado para ocupar la dirección del diario Arriba y en agosto de 1939 fue nombrado, por presión de algunos falangistas históricos, subsecretario de Prensa y Propaganda (cargo que desempeñó hasta octubre de 1940) en el Ministerio de la Gobernación, siendo ministro Ramón Serrano Suñer, pero, según éste, el cargo le duró poco porque, en su opinión, no se habituaba a la tarea burocrática.
Fue el organizador de la visita a España del conde Ciano, ministro de Asuntos exteriores de Mussolini, en julio de 1939. Miembro de la Junta Política de Falange desde el 9 de agosto de 1939 (hasta 1941).
Al cesar como subsecretario de Prensa y Propaganda colaboró en las revistas Vértice y Escorial publicando en esta última, dirigida por Dionisio Ridruejo, varios poemas en el primer número, noviembre de 1940. En 1942, la revista sería dirigida por el propio Alfaro tras la partida de Ridruejo a Rusia con la División Azul.
Ejerció como director de las revistas Escorial (1946) y Vértice, además de presidir la Asociación de Prensa de Madrid. Frecuentaría en 1940 la tertulia madrileña Musa Musae junto a Manuel Machado, Adriano del Valle, José María de Cossío, Dionisio Ridruejo, Rafael Sánchez Mazas, etc.
Procurador de las Cortes franquistas (1943-1957).
Publicó libros de poesía como Versos de un invierno (1941) o El abismo (1979) y la novela Leoncio Pancorbo (1942), sobre un joven castellano que encuentra en el activismo falangista el sentido de su vida. Escribió también obras teatrales en verso como La última farsa, El molinero y el diablo (en colaboración con Suárez de Deza) y Fue en una venta (con Alfredo Marquerie).
Presidente en 1942 de la Asociación de la Prensa de Madrid y de la Federación Nacional de Asociaciones de Prensa de España (1944-1950) y de la agencia de noticias EFE durante 1976-1983. Fue también consejero nacional y procurador en Cortes durante la dictadura franquista.
Diplomático americano (1947-)
En 1947 es designado encargado de negocios en Bogotá y después, al elevar España y Colombia a embajada sus respectivas legaciones, fue promovido al rango de embajador del país hispano. Después lo sería en Argentina.
Embajador español en Colombia (1950-1955) y Argentina (1955-1971).
En 1972 recibió el Premio Mariano de Cavia.
Democracia
En 1981 recibió el premio «Manuel Aznar» de periodismo, por sendos artículos publicados en el diario ABC, del que fue crítico literario desde su regreso de la actividad diplomática. En 1986 formó parte del jurado que concedió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a María Zambrano. Ese día, los periódicos de Oviedo, donde tuvo lugar la votación, hablaron con José María Alfaro, pero ninguno de ellos hizo mención a su pasado falangista, ni mucho menos que había sido uno de los letristas del Cara al sol.
Alfaro falleció el 9 de septiembre de 1994 en la localidad guipuzcoana de Fuenterrabía sin que la mayoría de los medios españoles recogieran la noticia. Era, al parecer, el estigma, el deshonor, la vergüenza por haber sido falangista.
OBRA
Narrativa
Leoncio Pancorbo (1942)
Cuatro estaciones
La muerte del héroe
Libro del llanto
Poesía
«Versos de un invierno» (Escorial, 14, 1/12/1941, 375-282)
El abismo (Cultura Hispánica, 1978) – 36 poemas elaborados en el verano de 1973.
Teatro
La última farsa
El molinero y el diablo (). En colaboración con Enrique Suárez de Deza.
Fue en una venta (1926). El 5 de marzo de 1926 estrena en el Teatro de la Comedia este Retablo Dramático en un acto y un epílogo en verso, escrita en colaboración con Marqueríe. Obra costumbrista.
Burócrata (1942-)
Alfaro privilegió su faceta político-burocrática frente a la literaria a partir de principios de los 40.